Rosácea I Dermatología general
¿Qué es la rosácea?
La rosácea es una afección cutánea inflamatoria crónica que afecta, sobre todo, el rostro. Se caracteriza por periodos de remisión y periodos de empeoramiento de los signos y los síntomas. Las zonas más afectadas suelen ser las mejillas, la nariz, la barbilla y el frente (a pesar de que también puede llegar a afectar el cuello, espalda, orejas,…). Normalmente, empieza como un enrojecimiento o rubor sencillo que aparece y desaparece, pero con el tiempo puede resultar más persistente y visible.
Los principales síntomas de la rosácea son la enrojecimiento, la facilidad para ruborizarse, la piel sensible, la aparición de granitos y arañas vasculares (telangiectasis).
La rosácea o cuperosi es una patología bastante extendida pero poco diagnosticada. Si no se trata suele empeorar, por lo cual los expertos recomendamos hacer tratamientos específicos que ayuden a controlarla. Una de las técnicas no invasivas que mejores resultados da para el tratamiento de la rosácea es el tratamiento con luz intensa pulsada aplicado con una plataforma láser, de lo contrario conocido como IPL.
Tratamiento
A través de la aplicación de la Luz Intensa Pulsada (IPL) que es uno de los más modernos tratamientos para recuperar la belleza natural de la piel de forma rápida, indolora y sin periodo de recuperación, se puede realizar un tratamiento eficaz de la rosácea. La aplicación de pulsos de luz mejora eficazmente los signos visibles del envejecimiento cutáneo, disminuye las arrugas existentes, mejora la textura de la piel y devuelve a la cara su luminosidad. También se utiliza para tratar manchas y pigmentaciones, cuperosi, pequeñas venas y capilares, rojeces, poros dilatados y secuelas de la exposición solar.
Las sesiones duran entre 20 y 30 minutos y los efectos secundarios únicamente son de algún enrojecimiento ligero o abultamiento local a la zona de tratamiento que desaparece rápidamente de forma que la incorporación a las actividades de la vida diaria es inmediata. Es importante limitar la exposición al sol antes y después del tratamiento (hay que utilizar un FP50+ al menos unas 2-3 semanas después del procedimiento).
Resultados y recuperación
Los resultados son visibles desde la primera sesión. La desaparición de la rosácea se percibe desde la primera semana y las manchas generadas por el tratamiento desaparecen a los 10 días. Suelen hacer falta de 1 a 3 sesiones dependiente del caso con un intervalo de 4 semanas. Después se puede pasar en la etapa de mantenimiento, con 1 o 2 sesiones en el año.
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